EN JÓLITO, ant., locución aplicada a las naves inmovilizadas por la calma chicha, o que están al ancla balanceándose, y luego tomada figuradamente por lo mismo que ‘en suspenso’; término común al castellano con la lengua de Oc, el italiano y el catalán, pero sólo arraigado y popular en este último idioma, desde el cual debió de propagarse por Italia y España; el origen del cat. en jòlit es incierto, pero quizá venga en definitiva del fr. joli ‘alegre’, pasando por oc. jòli íd., dicho de las embarcaciones que oscilaban inmóviles como descansando y danzando.

1.ª doc.: h. 1550, Lope de Rueda, quedarse en jólite, con referencia a una mujer que no llegó a casarse; Cej. IX, pp. 30-31.

Explica Sebastián de Covarrubias: «es propio término de marineros, quando las galeras están en puerto, que no han de salir de él por algún tiempo; y en los navíos de alto borde algunas vezes se tomó jolito por calma, quando por no tener viento están quietos y calmados». Aut. quiere acentuar jolíto y define «ociosidad, suspensión o calma», pero era palabra ya muerta para los autores de este diccionario; tal acentuación carece de base y no hay tampoco ejs. del vocablo con otro uso que el de una locución adverbial. Como castellano aparece en varios autores de fines del S. XVI y del primer tercio del XVII, para los cuales vid. Aut. y Terlingen, p. 226, y además en Los Baños de Argel de Cervantes, hablando de una nave que se mantiene inmóvil cerca de la costa (en xólito, ed. 1615, f.° 60r.°).

It. in giòlito aparece primeramente en Annibale Caro, a med. S. XVI, en varios autores del S. XVII (Redi, Fagiuoli, Moniglia) y en los diccionarios náuticos de Bosio, Pantera y Fincati, de primeros de este siglo; pero ya entonces debía ser vocablo de uso poco extendido y de sabor extranjero, pues Franciosini (1620) sólo lo registra como español sin correspondencia italiana, y Redi después de emplearlo se apresura a explicar su sentido, y por cierto lo hace en términos tan perfectamente iguales a los de Covarr., que se tiene la impresión de que se limita a traducir el texto de este lexicógrafo, que escribía unos 60 años antes que Redi; por cierto que al hacerlo rimar con crisòlito deje fuera de dudas la acentuación del vocablo. Hoy en día es palabra desusada en italiano, como observa el Diz. di Mar., y no sólo en la lengua literaria, sino en los dialectos: falta en los diccionarios de Venecia, Génova, Toscana, Savona, etc., y sólo tengo noticia cierta de que se emplee en Córcega, donde in giólitu es «in ozio, senza darsi pensiero di nidia»1. La conclusión que la Crusca saca de tal estado de cosas es que el it. in giòlito es de origen español. Tampoco en Italia consta otro uso que el de la locución adverbial in giòlito, pues aunque A. Caro escriba staren sulle berte en sui giòliti, también ahí tenemos la misma locución aunque puesta en plural y agregando una segunda preposición (por lo demás es ej. aislado); y todos los ejs. son náuticos o explicables por una metáfora de inspiración náutica2.

Donde el vocablo tiene más arraigo es indiscutiblemente en catalán, aunque no tengamos ahí documentación muy antigua, pues el ej. que cita Ag. no es anterior al S. XVII (1604, Alc.; otro sin fecha en Griera); en jòlit, término náutico, ya en 1515 en Valencia, en Beltran i Ferrandis, Obres Contemplatives (vid. Dic. Sanelo, ed. Gulsoy). Pero en la actualidad su extensión es grande y sus variantes fonéticas y semánticas son numerosas. La ac. náutica sigue siendo conocida en la Costa de Levante (Sant Pol), pero allí mismo son más vivas las acs. figuradas: los peces, atontados por el petardo que les lanza el pescador, queden enjòlits; dicho de una persona es ‘quedar encantado, como sin sentido’; a uno que se está sin hacer nada se le pregunta si está en jòlit; Ag. recogió enjòlic en Badalona ‘sobrecogido, indeciso’, en joli, en jòlit o en jòlic en Mallorca, que así él como Amengual explican ‘en vilo, sin apoyo, sin sostén’ o ‘cogido sólo por un lado y suelto por los demás’, ‘con poca seguridad, firmeza y constancia’; todas, acepciones que fácilmente se explican partiendo del uso náutico. Pero además hallamos otros usos, en parte sustantivos o en locuciones diferentes, que nos revelan estamos en la patria del vocablo: en Barcelona, en S. Feliu de Guíxols, en Solsona, juli o júlit es el acto de tener las palmas en alto dentro de la Iglesia el Domingo de Ramos, y es el acto de saltar a la cuerda rapidísimamente, de suerte que apenas lleguen los pies a tocar al suelo; secundariamente, y desde ahí, llega a designar una paliza, un atracón de golpes o una derrota militar, y que esta variante sale de jòli(t) por metafonía es tanto más seguro cuanto que Griera registra también jolit (olvidando el acento) ‘tunda, paliza’. Alguna de estas acs. debe prolongarse hasta tierras de Oc, pues Mistral registra estre en jòli «être en chemise, légèrement vêtu».

Es posible, según observó Spitzer (Lexik. a. d. Kat., 69), que tenga razón Mistral al colocar esta locución en su artículo joli ‘alegre’, adjetivo ya documentado en Goudoulí hacia el a. 1600, indudablemente préstamo del fr. joli, fr. ant. jolif, que si hoy significa “bonito”, era siempre ‘alegre’ en la Edad Media: el traslado de acento es natural, pues existe conciencia de que el francés hace agudas las palabras con i postónica (mérite, avide, unique), de ahí que al provenzalizarlo se cambiara jolí en jòli. Al pasar del Sur de Francia a Cataluña el vocablo se convertiría en término náutico, cambio que Jal explica diciendo que el barco «ayant l’air de danser, on disait qu’il était en joie». Aunque no puede negarse del todo la posibilidad de que la aplicación náutica ya existiera en Francia, pues Brantôme (1527-1614) ya habla de un navío en joly, pero dada la falta completa de otros testimonios franceses y la grandísima cantidad de hispanismos que caracteriza el lenguaje del autor de Les Dames Galantes, es más probable que ahí se trate de uno de ellos, aunque el punto de partida del vocablo sea en definitiva francés. Parece confirmar esta etimología la locución anotada por Griera en el catalán de Vic estar de jolis ‘estar alegre’. Sea como quiera, aunque de origen francés, el vocablo recibió no sólo su sentido, sino también su terminación en Cataluña, pues sólo ahí es normal popularmente que reciban una -t final agregada todas las palabras que de otro modo debieran terminar en -i átona: àpi(t), prèmi(t), col·legi(t), sòmi(t), gèni(t), mèdi(t), oi(t); véase un caso semejante en otro término náutico, NÓLITO. En castellano la forma en jólite del testimonio más antiguo confirma la procedencia catalana. Amplío aquí la nota que publiqué sobre esta palabra en Symposium (Syracuse), 1948, 114-5.

Un sustantivo jolitee (rimando con me), aunque no aplicado a naves, sino a la situación moral de unos enamorados platónicos embebidos en la contemplación de lejos, pero cautivos de su enemigo, aparece en el inglés de Chaucer (h. 1385), lo que da a entender que la -t no sea producto fonético catalán, sino ya procedente del francés, quizá de un abstracto en -TATE: «that serven love, for aught that may bifable! / But this is yet the beste game of alie, / that she, for whom they han this jolitee, / can hem therfor as muche thank as me: / she woot namore [= knew no more] of al this hote fare, / by God!, than woot a cockow or an hare!» [= un cuclillo o una liebre], The Knight’s Tale, v. 949.

1 M. L. Wagner, Litbl. XXXVII, 375, n. 2, cita un toscano giolito callegria vivace, in un ozio piuttosto lungo», definición vaga que no inspira confianza. Pero el caso es que el vocablo falta en Rigutini-Fanfani, Vocab. It. della L. Parlata; Fanfani, Vocab. dell’Uso Toscano; Cacchi, Vocab. del Vernacolo Fiorentino. La noticia quizá provenga de Petrocchi, que al definir giòlito entre las palabras raras, con cita de uno de los autores ya mencionados por la Crusca y Tommaseo, agrega que es «propio del contado». Hace falta confirmación.―

2 El Diz. di Mar. no justifica su afirmación de que el uso náutico sea secundario, desmentida por los propios testimonios que alega.